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Como controlar los niveles de NPK en un cultivo de cannabis
Si aún no estáis familiarizados con el término NPK, desde BobGrow queremos facilitaros la experiencia de cultivo con unas sencillas pautas para un correcto abonado y uso de fertilizantes externos con el debido aporte de macronutrientes.
En el cultivo de marihuana, como en la mayoría de cultivos agrícolas, es de vital importancia que las plantas no sufran de carencias o incluso excesos de nutrientes para un correcto desarrollo del ciclo vital. Independientemente del sustrato elegido, los cultivos de cannabis van a necesitar un aporte de nutrientes concreto, dependiendo del momento del ciclo en el que se encuentren y el medio de cultivo. Por lo que lo habitual, es que si el sustrato o el tipo de cultivo no aporta lo suficiente, se complemente de manera externa con el uso de distintos tipos de fertilizantes que ajustarán dichos nutrientes, como los niveles de NPK.
¿Cuáles son las proporciones necesarias de NPK para la marihuana?
Como decimos, los fertilizantes son esenciales para optimizar un cultivo de cannabis. Los macronutrientes más conocidos para asegurarnos un ciclo correcto con un buen resultado final son el nitrógeno (N), el fósforo (F) y el potasio (P). Así mismo, estos tres nutrientes básicos conforman el conocido NPK, que cómo no, está disponible en el mercado según la proporción que necesitan las plantas de marihuana en el momento determinado de cultivo. Obviamente las cantidades que precisarán las plantas también dependerán del tipo de variedad de marihuana elegida.
Con todo esto sobre la mesa, se entiende que no resulte sencillo calcular los niveles de NPK necesarios para el cultivo de cannabis, sobretodo sin experiencia previa. Pero creednos que parece mucho más lioso de lo que realmente es.
Por ello, a continuación os dejamos una sencilla guía con recomendaciones y consejos habituales para poder optimizar el abonado y con él, los resultados finales del cultivo de cannabis.
Necesidades, carencias y excesos de la marihuana según la fase del cultivo
- Fase de crecimiento
Durante la primera etapa del cultivo, las plantas de marihuana no van a necesitar una gran dosis de fertilizantes externos. Es por eso que deberemos cuidarnos de un posible abuso de abono inicial, puesto que un exceso de NPK podría saturar el cultivo, no permitiendo un correcto desarrollo de las plantas de marihuana. Es tan importante aportar lo necesario como no sobrepasarse, sobre todo en esta fase inicial de las plantas.
Así mismo, lo recomendable durante el crecimiento es dotar de un mayor aporte de nitrógeno a las plantas de marihuana, por lo que se utilizan fertilizantes con una proporción de NPK de 3:1:1 como máximo. Como no, dependiendo del tipo de variedad de cannabis elegida, las plantas necesitarán variaciones en los niveles de nutrientes, por lo que siempre recomendamos seguir los consejos tanto del fabricante como del banco de semillas concretos.
Las necesidades nutricionales de los cultivos de marihuana también variarán según el sustrato que se elija. Si elegimos un cultivo de interior en tierra, por norma general no necesitaremos aportar a las plantas esa dosis extra de nitrógeno, ya que la mayoría de sustratos del mercado son de excelente calidad y ya contienen las proporciones necesarias incluso para la fase de crecimiento. Así mismo si la zona elegida en un cultivo de exterior ya posee buenos niveles de nitrógeno de manera natural.
- Fase de floración
Al pasar a la fase de floración, las plantas de marihuana precisarán otros niveles distintos de macronutrientes NPK.
Es relativamente sencillo, puesto que la mayoría de marcas del mercado ofrecen combinaciones diferenciadas y ajustadas a cada fase. Durante la floración, necesitaremos proporciones de NPK diferenciadas. En la primera etapa, hasta aproximadamente la mitad de la fase de floración, las plantas de marihuana precisarán de un proporción 1:3:2 de NPK; mientras que desde la mitad hasta el final de la floración lo recomendable es aportar al cultivo una proporción de 0:3:3, eliminando el aporte de nitrógeno y aumentando al máximo el fósforo y el potasio para la optimización de la cosecha final, tanto en tamaño como en cantidad total.
De igual manera, se recomienda que durante la semana final del cultivo se lleve a cabo un lavado de raíces para eliminar posibles resto de fertilización, nocivos para el consumo final. Este lavado de raíces puede hacerse con agua tal cual o utilizando una solución comercial complementaria que ayude a limpiar completamente las raíces de las plantas.
Como ya decíamos en la fase de floración, cada variedad de cannabis tendrá sus propias necesidades específicas, por lo que lo ideal como siempre es seguir las recomendaciones directas tanto del fabricante como del banco de semillas para lograr un correcto desarrollo final del cultivo de cannabis, que se dejará notar en el resultado final.
Otra de las cosas a tener en cuenta cuando se realizan aportes externos a través de fertilizantes, ya sean orgánicos o químicos, es no hacerlo de repente. No podemos someter al cultivo de cannabis a un cambio brusco en el abonado, ya que las plantas se verán afectadas y posiblemente pierdan su capacidad de absorción saturándose. Por lo que siempre se recomienda un aporte gradual de fertilizantes al abonado para que resulte lo más óptimo posible.